Una de los indicadores más fiables de que las cosas van bien en una pareja es la comunicación. Entra dentro de esta tanto lo verbal, aquello que decimos o dejamos de decir, como lo no verbal, gestos, miradas…
Ocurre que al comienzo de la relación la comunicación suele ser fluida y aportar satisfacciones a ambos miembros de la pareja. Se dice lo que se piensa sin intentar dañar al otro, a veces guardamos cosas que creemos que no son importantes para no buscar desavenencias. Con el tiempo sucede que lo que antes podía ser pasajero se convierte ahora en insoportable y que lo que antes dábamos por bueno ahora no lo es tanto.
Cuando algo no funciona lo más normal es intentar cambiarlo, hacer otra cosa para obtener algo diferente. En las parejas parece que esto tan obvio no entra, no cabe en su sistema cerrado. Este sistema, muchas veces disfuncional, normalmente se basa en adoptar una postura y mantenerla pase lo que pase. Uno y otro saben lo que quieren, como les gustaría que fuesen las cosas, pero por más que no lo consiguen se empeñan en mantener su postura, ya que cambiar, no ceder, no entra dentro de sus posibilidades.
Se establece de esta manera una “guerra fría” entre ambos en la que la escalada es inevitable. “Si tu haces algo, yo respondo y hago algo también, a lo que tu tendrás que responder y luego yo también; y así continuamente.” Poco importa a estas alturas el contenido, lo que importa es mantener mi posición. Este es un tipo de comunicación que dentro del modelo de Terapia Estratégica, siguiendo a Watzlawich, llamamos “comunicación simétrica”. La pareja atraviesa una pauta de escalada de frustración hasta que, en un momento dado, se detienen agotados, física y emocionalmente, y mantienen una tregua inestable hasta que se recupera lo suficiente para iniciar el segundo round.
Ambos tiran continuamente de la cuerda y si uno tira más fuerte el otro intenta hacerlo con más fuerza aún, quizás si uno soltase la cuerda el otro caería por su propio peso, pero esto no cabe una vez dentro de esta escalada.
Una relación de simetría no es mala por definición, lo es cuando esta no se basa en el respeto mutuo y la confianza y cuando nos lleva más a la batalla que a buscar las fortalezas de cada uno para trabajar en común.
Una vez establecido este tipo de comunicación, una vez dentro del sistema cerrado, es difícil cambiarlo desde dentro. Es necesario que suceda algo, un cambio desde fuera de la relación. Esto puede ser una intervención profesional o cualquier acontecimiento que permita un cambio en el estatus de la relación, que permita pasar de una relación de simetría destructiva a otra constructiva o bien a una relación de complementariedad.