Los trastornos de ansiedad son los problemas mentales más frecuentes en la población general. De entre ellos la fobia social es una de de las psicopatologías más comunes en niños, adolescentes y adultos. Entre un 2 y un 8 por ciento de la población infantil y juvenil sufre este trastorno, que suele comenzar entre los 12 y 17 años con un curso crónico si no se trata.
La característica distintiva de los sujetos con fobia social es el escrutinio por parte de los demás. El “fóbico social” se siente, en cualquier modo, rechazado o mal juzgado por parte de los demás; no tiene solamente miedo a que esto pueda suceder, está seguro de entrada. Se relaciona con los demás de forma siempre desconfiada y circunspecta, creando, justamente mediante esta actitud defensiva, la disposición que le confirma el rechazo o la opinión negativa.
El DSM-IV indica que la exposición a la situación social temida provoca ansiedad de modo casi invariable en el individuo con fobia social y que éste reconoce que su temor es excesivo o poco razonable.
Las situaciones sociales más frecuentemente temidas son:
● Iniciar y/o mantener una conversación.
● Quedar (citarse con alguien)
● Comportarse asertivamente. (por ejemplo: rechazar una petición).
● Telefonear
● Hablar con personas con autoridad.
● Devolver un producto a la tienda donde lo ha comprado.
● Hacer contacto ocular con gente a la que no conoce.
● Hacer y recibir cumplidos.
● Asistir a reuniones, congresos.
● Hablar en público.
● Actuar ante otras personas.
● Ser el centro de la atención ( por ejemplo entrar en una sala cuando todos están sentados).
● Comer/beber en público.
● Utilizar los urinarios públicos.
La persona con fobia social limita su vida a la relación con la gente con la que se siente segura, que conoce desde hace mucho tiempo y de probada confianza. En ocasiones puede entablar relaciones con personas que no conoce demasiado pero que por alguna circunstancia le inspira suficiente confianza.
El terror se dispara en aquellas situaciones interpersonales donde se siente juzgado o en observación, por lo que el fóbico social vive en constante vigilancia, o tiende a evitar situaciones de riesgo, o se protege con la compañía de personas de confianza.
Ante situaciones amenazantes la respuesta más habitual, solución intentada, es la evitación. La persona se aleja de la situación temida, o ni siquiera la inicia, con lo que se siente a salvo, la ansiedad disminuye. Esto es una solución que se autorefuerza, al sentirse bien en situaciones semejantes actuará de la misma manera y así, poco a poco,se irá convenciendo de que es incapaz de actuar en situaciones sociales de manera natural. Paso a paso, sin darse cuenta, va tejiendo una trampa en la que luego cae y le es imposible salir.
Una etapa especialmente crítica en el inicio de este trastorno es la adolescencia. La necesidad de ser aceptado y de sentirse integrado socialmente resulta de vital importancia para la consolidación de la identidad personal. Los rápidos y notables cambios en las relaciones interpersonales y el consiguiente riesgo de dificultades y malestar explican, en parte, que la ansiedad y los miedos ante las relaciones sociales se incrementen a esas a edades, sobre todo entre los 12 y los 18 años. Aparecen en esta etapa dos factores de riesgo relacionados con la ansiedad social: por un lado, el incremento de las demandas sociales para insertarse en la vida del adulto; por otro, el mayor desarrollo cognitivo (operaciones formales) que posibilita la toma de conciencia de la discrepancia entre la propia perspectiva y la de los demás.
La gravedad de este trastorno dependerá en gran medida de cuantas situaciones sociales evite la persona y de las limitaciones que le provoque.
●Un adolescente con fobia social específica se desarrollará de forma casi normal, con la excepción de que, si puede, evitará hablar en público.
●Un sujeto con fobia social levemente generalizada puede llevar una vida bastante normal, si bien sus ansiedades afectarán a más de dos situaciones de relación interpersonal.
●El adolescente con fobia social moderadamente generalizada presentará una interferencia superior. Puede padece una depresión, sufrir mucho en las situaciones sociales y ver afectados sus estudios.
●Un joven con el subtipo de fobia social gravemente generalizada podrá sentir la necesidad de dejar el instituto a causa de su ansiedad, la cual afectará a casi cualquier situación, incluso familiar. Es posible que cumpla con algunas de las características del diagnóstico de trastorno de personalidad por evitación, que padezca sintomatología depresiva grave y haya pensado en el consumo de alcohol u otras sustancias con el fin de rebajar su malestar y afrontar situaciones sociales.
yo padezco fobia social
La fobia social es una de los problemas más preocupantes, ya que nos arrastra a un estado deprimido y a un callejón sin salida, en el que quiero que esto cambie, pero mis pensamientos son más fuertes que mi voluntad. El cambio debe hacer progresivamente y muchas veces sin que siquiera nos demos cuenta, porque en estos casos si nos exponemos demasiado salimos huyendo. En los casos en que se padece este problema la intervención debe ser muy sutil y a la vez eficaz.
Me sentí identificada con todo lo que acabo de leer, lo note en mí desde q tenia 13 años, ahora tengo 25 y nada ha cambiado, es algo q me deprime mucho y me ha dañado bastante psicologícamente.. aún puedo hacer algo al respecto???.. incluso una vez le comente a mi papá q queria ir con un psicologo eso fue como a los 14 años y el se rio de mí!! quiero hacer algo, se puede cambiar esto??
Evidentemente que puedes hacer algo. Lo primero sería evaluar tu caso y luego empezar a trabajar las estrategias adecuadas. Respecto a lo que comentas, la depresión suele acompañar a este tipo de problemas, ya que al sentirnos incapacitados para estar en contextos sociales solemos renunciar a ellos, con lo que cada vez nos aislamos más y más deprimidos nos sentimos. En este tipo de problemas hay que trabajar con el miedo y con la creencia, desmontándolo poco a poco.
muy buena informacion