El orgasmo. Así lo expresa el cerebro.
En el año 2005 Gert Holstege, de la Universidad de Groninga, dijo que las mujeres no sienten durante el orgasmo ninguna agitación emocional. Parece ser que algunas zonas del cerebro femenino permanecen paralizadas según demuestran los estudios del autor.
En lo que se refiere al contacto físico y su relación con el orgasmo, la importancia de éste varía en función del género. En el varón es más necesario el roce físico mientras que en la mujer la psique desempeña un mayor papel; cuanto más confía la mujer en su pareja y más protegida se siente tanto más fácilmente alcanza el clímax.
¿Pero cómo se ve todo esto desde el cerebro?. Según los estudios realizados por Holstege, en los que tanto hombres como mujeres debían excitar y llevar a sus parejas al clímax, mientras tenían la cabeza embutida en un tomógrafo por emisión de positrones (algo así como una resonancia magnética cerrada), ocurre que en los hombres la vivencia placentera es comparable con el efecto de la cocaína y la heroína. La activación del sistema de recompensa durante el orgasmo en los varones es muy significativa en el área tegmental ventral, donde se produce la dopamina (hormona de la felicidad), y en el núcleo accumbens, lugar en donde la dopamina realiza su acción. Otras áreas activas en este caso son regiones cerebrales que participan en recuerdos plásticos y en la acción de ver, lo que sugiere que los varones tienen pensamientos eróticos para llegar más rápidamente al orgasmo. En lo que respecta a las mujeres se observó que cuando alcanzaban el orgasmo grandes áreas del cerebro mostraban una actividad disminuida. Sobre todo áreas responsables del control de los impulsos y el autodominio y zonas que participan en la percepción moral y en los juicios morales. A la inactividad de estas áreas la acompaña un estado de embriaguez desencadenado por una onda de dopamina. Una condición que parece indispensable en el caso de las mujeres es que éstas se encuentren relajadas.
Pero no todo son diferencias entre sexos, ambos experimentan una disminución de la actividad del neocortex, es decir, del área de las actividades conscientes. Lo que indica que ambos sexos experimentan una “pequeña muerte“, tras la que despiertan pronto. También se observa semejante actividad en el hipotálamo durante el orgasmo. En esta área se libera la oxitocina, responsable de la unión de la pareja.
En cuanto a los problemas del orgasmo femenino parece ser que éstos son debidos a causas genéticas en una porcentaje que oscila entre el 34 al 35%. Otros estudios también relacionan estos problemas con causa biológicas como los trastornos hormonales.
No toda la sintomatología entorno al orgasmo se expresa en dificultad para alcanzarlo. En el síndrome de excitación sexual persistente (SESP) las afectadas experimentan continuamente orgasmos, aunque no estén dentro de un contexto sexual. Hasta el ruido de un secador de pelo puede ocasionar en estas mujeres un orgasmo. En estas circunstancias realizar actividades que conlleven concentración resulta prácticamente imposible. Alguna de estas mujeres pueden tener hasta cien orgasmos diarios, lo que ha llevado a algunas de ellas a pensar en el suicidio.
Otros estudios relacionan el sexo con la protección contra los resfriados, cosa que nos convendría recordar en esta época del año. Esto se debe a un aumento de la inmunoglobulina- anticuerpo que protege contra las infecciones de las vías respiratorias. Parece que la mejor receta para los resfriados, pues, es tener sexo una o dos veces por semana.
 
Mente y cerebro. Nº. 44