“Lo que quizás el lector no sepa es que a menudo un atleta ve su punto de fuerza en lo que se encuentra más cómodo, porque es lo que más ha entrenado. A un observador externo, en cambio, la situación puede parecerle muy distinta. Pero cuando estás en la pista no tienes tiempo para pensar, los intercambios se producen en milésimas de segundo, y tiendes a realizar lo que te resulta más espontáneo, aquello con lo que has adquirido mejores automatismos. La dificultad llega cuando la técnica para la que estás mejor preparado no coincide con lo que se debe hacer: tendrías que modificar el esquema y sin embargo insistes en volver a proponerlo porque te da seguridad.
Gana quien tiene el valor de cambiar el propio repertorio de acciones: en realidad, en aquel momento salir de un esquema espontáneo se percibe como un riesgo. En efecto, como Giorgio consigue hacernos entender, no se trata de un razonamiento, sino de un autoengaño. Si fuera una cuestión puramente racional resultaría fácil superar el obstáculo, salir de la trampa que supone percibir determinados esquemas como más tranquilizadores que otros. A la inversa, esta reacción proviene de dos centros más antiguos de nuestro cerebro y estalla sin pasar por las zonas corticales que liberan la conciencia. Se trata del mecanismo que se pone en marcha naturalmente cada vez que recibimos un estímulo amenazador, y que nos permite reaccionar rápidamente, por ejemplo, impidiéndonos caer después de tropezar o chocar con un obstáculo mientras estamos conduciendo, o que durante una actividad deportiva suscita la reacción ganadora, definida como intuitiva. Pero para el atleta es un mecanismo que puede convertirse en una trampa: ante una dificultad, el deportista no logra modificar sus acciones-reacciones, ni siquiera frente a un fracaso”.
Este es un fragmento extraído del libro Resurgir y Vencer de Giorgio Nardone, en el que Aldo Montano explica como insistir en viejos y arraigados esquemas a la hora de desarrollar los combates de esgrima le ha llevó a no adaptarse a nuevas situaciones por las que pasaba lo largo de su trayectoria. Esto se convierte así en una trampa, ya que los esquemas es algo que hacemos de manera automática y por lo tanto es nuestra manera de hacer las cosas, de ahí la dificultad para cambiar. Por un lado es lo primero que ponemos en práctica y por otro creemos que esto es lo correcto, ya que en el pasado no ha dado resultado. Si antes me ha dado resultado y ahora no, entonces es porque no lo estoy haciendo con el suficiente énfasis, es lo que normalmente pensamos. Pero si seguimos haciéndolo una y otra vez y los resultados siguen siendo los que no esperamos entonces debemos plantearnos cambiar de estrategia. Y es aquí donde surge el problema; el cambio. Esto le pasa a los atletas, deportistas, como a todos aquellos que insistimos en emplear una y otra vez los mismos mecanismos.
                
                  “Si sigues haciendo lo mismo obtendrás más de lo mismo”