Evitar toda situación potencialmente arriesgada garantiza a priori la inmunidad personal.  Cuando el poeta Fernando Pessoa escribe: “Llevo encima las heridas de todas la batallas evitadas”, nos hace comprender, mejor que cualquier informe científico, cuál es el efecto de la reiteración de tal comportamiento.
Si por un lado evitar situaciones consideradas de riesgo nos hace sentirnos seguros, por el otro confirma nuestra incapacidad de afrontar y superar esas dificultades. Al repetirse en el tiempo, el guión de prevención conduce a un aumento del sentido de incapacidad y del temor respecto a las situaciones que se intentan evitar.
Lo que al principio nos hace sentir seguros luego hace que aumente nuestro miedo, hasta llevarlo a una verdadera patología fóbica. Estamos ante una psicotrampa solapada, ya que lo que nos ayuda  luego nos daña. 
En este sentido podemos recurrir a las palabras de un conocido fóbico del la Antigüedad, Ovidio. que afirmaba:”Vive bien quien bien se esconde”.
Psicosolución.

Evitar la evitación de todo lo que la vida nos ofrece, lo que no implica que haya que enfrentarse a riesgos y peligros, sino estar dispuesto a afrontar la realidad para después decidir si hay que seguir adelante o no. Sólo es peligrosa la evitación preventiva: decidir interrumpir una acción después de haber verificado el riesgo que conlleva es señal de inteligencia, no de miedo. Además, evitando evitar se corre el riesgo positivo de descubrir que se poseen más recursos de los previstos. Es el proceso inverso a la evitación lo que nos lleva a aumentar la confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades
Fuente: Psicotrampas. Autor: Girgio Nardone. Pidós