En 1971, Philip Brickman Y Donald Campbell plantearon que estamos en un rutina de búsqueda del placer, tratando en vano de lograr la felicidad buscando lo que está justo a la vuelta de la esquina: una relación mejor,  un trabajo más fácil, un coche más atractivo. El problema es que nuestro sistema nervioso se adapta rápidamente a lo conocido. Una vez consigues un bonito coche nuevo, ¿cuánto tiempo lo disfrutas antes de renovar tu casa?. Los estudios muestran que, a la larga, aquellos a los que le toca la lotería no son más felices que quienes no obtienen nada de ella, y, habitualmente, los parapléjicos están tan contentos como las personas que pueden caminar. Para bien o para mal, nos adaptamos tanto a los acontecimientos buenos de la vida como a los malos. Esta teoría de la adaptación general se ha mantenido en pie durante décadas.
Mantener una rutina hedonista durante mucho tiempo nos puede llevar al agotamiento y a la enfermedad. En ¿Por qué las cebras no tienen úlcera?: la guía del estrés, un libro tremendamente divertido e informativo sobre las causas y consecuencias del estrés, Robert Sapolsky describe cómo los animales están perfectamente adaptados para responder  a sus crisis físicas. Pensemos en una cebra que corre escapando de un león que quiere desgarrarle las tripas; cuando el peligro pasa, la cebra vuelve a pastar en paz. Pero ¿qué hacemos los seres humanos? Anticipamos el peligro que está al acecho a la vuelta de la esquina. Sapolsky pregunta: “¿Cuántos hipopótamos se preguntan si la Seguridad Social durará tanto como desean, o de qué dirán en la primera cita?”.  Nuestros cuerpos reaccionan a las amenazas psicológicas de la misma manera que a las amenazas físicas, y una sensación de peligro constante eleva nuestro nivel general de estrés, aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, la disminución del sistema inmunitario, y provoca depresión, problemas sexuales y muchas otras cosas más.

No está calor por el que el estrés psicológico lleva a la enfermedad, pero las pruebas preliminares muestran que puede estar relacionado con los telémetros, complejos de proteína-ADN  que se hallan en los extremos de los cromosomas. Las células envejecen -dejan de dividirse- cuando pierden sus ADN teloméricos. Se ha demostrado que el estrés de la vida acorta los telémetros del sistema inmunitario, y menos células inmunes pueden llevar a la enfermedad y a acorta la duración de la vida.




Funete: El poder del Mindfulness. Christopher Germer. Ed:Paidós.