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Se puede definir como un rechazo a mantener el peso corporal por encima o en el peso mínimo normal para la edad y la estatura. Se acompaña de un intenso miedo a engordar, aun cuando uno se encuentra por debajo del peso normal. El miedo no disminuye con la pérdida de peso, todo lo contrario, en muchos casos la preocupación por el peso corporal aumenta junto a la pérdida real de peso.
La joven que padece anorexia puede no admitir o no que tenga un problema aun cuando es evidente para todos los demás que así es. El hecho de que lo admite no significa que cambie y pueda empezar a comer de manera normal. El admitirlo puede suponer una lucha en si misma entre lo que debería hacer y lo que no puede debido a que su miedo a ganar peso es mayor que su razón.
En el modelo de Terapia Breve Estratégica hemos identificado dos tipologías de anorexia:
Anorexia sacrificante: La joven habitualmente candidata a la anorexia sacrificante comienza a entrar en crisis y a mostrar la sintomatología en concomitancia con una particular situación familiar. En estos casos el sistema familiar presenta una suerte de “energía patógena” y por lo general es un miembro de la familia quien se hace cargo de ella, desarrollando un trastorno psicológico (que puede ser un delirio, una psicosis o una fobia y no necesariamente un trastorno alimentario). Además en estas situaciones se pone de manifiesto todo un conjunto de ventajas secundarias relacionadas con el hecho de que la persona, gracias al síntoma, se ha convertido en la más importante de la familia. Este es, por ejemplo, el caso de la joven con padres muy exigentes o hermanos muy competentes, que al no lograr ser apreciada o imponerse por sus propios méritos, descubre que puede hacer otro tanto, si no más, a través de la enfermedad; o también de la joven atrapada dentro de una situación de pareja muy conflictiva que, a través de su enfermedad, “mantiene juntos” a los padres, afianzando a la pareja, unida ahora frente a un enemigo común: la enfermedad.
Anorexia abstinente: Las pacientes anoréxicas abstinentes son jóvenes muy inteligentes, que tienen sin embargo una sensibilidad extrema, una marcada labilidad psicológica y grandes dificultades para controlar las emociones. Estas personas tienden a percibir la realidad a través de una suerte de prisma deformante que lo agiganta todo, haciendo que cada cosa aparezca enorme, difícil y demasiado perturbadora. Este tipo de actitud se hace notar por ejemplo en la continua insatisfacción, en la inseguridad permanente y en el temor al fracaso que las caracteriza, aunque generalmente son muy capaces en sus estudios o en el trabajo. Estas jóvenes aprenden que concentrándose en la capacidad de abstenerse de la comida logran distraerse de su extrema emotividad. Se provocan una anestesia perceptiva y emotiva.